Tú ardes dentro de mí, como una llama viva,
calcinando mis adentros... calcinando mi ser.
Pones mi mente en blanco y pierdo mi control,
deshidratas mis labios, cuando en ellos calmas tu sed.
Ardes como una llama, que no se extingue nunca,
eres fuego constante, que perenne me quemas
y ardes con la pasión, que te entrega mi piel.
¡Tu hermosa figura es mi contemplación!
Pues me estremezco todo con sólo mirarte
y se inquietan mis manos,
y se ponen nerviosas con el solo pensamiento
¡de acariciarte y recorrerte TODO!
No dejes que se apague esta llama viviente,
que vibra en mis entrañas y estremece mi vientre,
que acalora mi cuerpo y enardece tus ansias
y que muere en deseos de fundirse en tu fuego.
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