Tócame, hazme tuyo,
te regalo todo mi cuerpo, mi ser,
para que hagas lo que quieras con él.
La punta de tus dedos que me rozan, me hacen enloquecer imaginando que más vendrá, sintiendo el leve roce...
Tu lengua que despacio se acerca a mi piel
y me humedece, absorves mi energía.
Y llegas ahí donde más intenso se siente el placer, juegas conmigo, te miro, miro como te acercas a mi, y no puedo evitar
retorcerme de placer.
Espiral de fuego mojado en la boca del amor...
eres mi Dios, ahora no adoro otra divinidad que no seas tú.
No siento nada más cuando estás ahí.
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