Mamá


Estaba oscuro...
Solo el rayo de la luz de tus ojos.
Me enseñaste a respirar y tus entrañas acariciaban mi frágil cuerpo.
Soñaba con colores y te imaginaba hermosa, fueron nueve meses en un mundo rosa.
Crecí de a poco con tu calor,
me alimentaba con tus caricias y frases de amor.
El momento llegaba iba a conocerte, estaba muy protegido con miedo de perderte...
Se hizo la luz una mañana de octubre, mamá ahí estabas tú tan maravillosa y tan dulce como te había imaginado.
Aprendí con el correr del tiempo y en mis andanzas peligrosas de cada uno de tus consejos valorados en cada acto de mis veinticinco años, y soñando cada vez que me encuentro lejos, con tus palabras que envuelven mis vivencias y acobardan los miedos de mi juventud.

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