La lluvia danzaba contra el cristal, un velo líquido que envolvía a Gabriel y Clara en un abrazo íntimo. Clara, con la piel aún vibrante por el vapor de la ducha, se deslizó hacia Gabriel. Él la esperaba, sentado al borde de la cama, la luz ámbar de la lámpara acariciando las curvas que la noche anhelaba descubrir.
"La lluvia tiene secretos", murmuró Clara, su voz un hilo que se enredaba con el murmullo exterior.
Gabriel sonrió, tomando su mano y besando la palma. "Y nosotros también."
Sus dedos se entrelazaron, uniendo dos almas en un deseo compartido. Gabriel trazó lentos círculos en su brazo, la piel de Clara erizándose bajo su tacto. Cerró los ojos, abandonándose a la caricia que prometía un viaje sin retorno.
El susurro de la lluvia se hizo más insistente, como si la naturaleza misma contuviera el aliento, expectante. Gabriel la atrajo hacia él, y sus labios se encontraron en un beso que encendió una llama. Sus manos exploraron la geografía de su espalda, deteniéndose en los valles y colinas que la hacían única, irresistible.
Un gemido escapó de los labios de Clara, un sonido que alimentó el fuego que ardía entre ellos. Sus manos buscaron el calor de Gabriel, desabrochando botones, sintiendo la tensión de sus músculos bajo la tela. Los besos se volvieron más profundos, más urgentes, y las prendas cayeron al suelo como pétalos desprendidos de una flor.
Bajo la melodía hipnótica de la lluvia, Gabriel y Clara se entregaron a la exploración mutua, descubriendo los rincones más secretos de sus cuerpos, los puntos donde el placer se convertía en éxtasis. Cada roce, cada caricia, era un susurro al alma, una promesa de rendición total.
La noche se llenó de suspiros entrecortados, de risas ahogadas en besos, mientras la lluvia seguía tejiendo su magia, una sinfonía de amor y deseo que unía a Gabriel y Clara en un abrazo eterno. Al amanecer, exhaustos pero renovados, se acurrucaron bajo las sábanas, sintiendo el latido de sus corazones al unísono, sabiendo que el susurro de la lluvia siempre sería el eco de su pasión.
12/09/25
5/17/20
LEALTAD

Deja de perder la paz por un "me encanta" deja de pelear,
deja de pedir explicaciones,
deja de pedir contraseñas, cuentas,
deja de buscar mil oportunidades para revisar ese celular,
deja de pelear por amistades por mensajes...
Entiende!!! Que la persona que NO es leal
NO lo será ni de frente ni a espalda tuya,
siempre buscara una estrategia,
una nueva manera de fallarte.
Cada quien esta donde quiere estar,
y cada quien respeta en la medida en que ama.
Si no te respeta no te ama, punto.
Antes de perder la paz por alguien que simplemente no vale la pena,
pídele a Dios que te ayude,
para no fijarte en personas así.
Escrito por: Walter a las: domingo, mayo 17, 2020
Camino sin retorno, Reflexiones, Relaciones de Pareja, Solo Cosas
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4/14/20
Sí, la tóxica era yo
Sí, lo reconozco.
Iba por la vida empeñada en perfumar la mierda, fiel creyente de las segundas oportunidades y no solo de pareja sino de amistades que eran peor que serpientes.
Sí la tóxica era yo.
Por llamar primero,
por estar siempre.
Por dejarme de último en la fila de prioridades, por hacer por los demás lo que jamás nadie haría por mí.
Por creerme cuentos que a leguas se miraban que eran mentiras miserables.
Sí, la tóxica era yo...
Hasta que un día decidí volverme mala, y empecé por ser mi prioridad.
Cuando eso sucedió me convertí en la peor mierda que existe, para las personas que notaron que ya no eran prioridad.
Deje de correr ayudar.
Aprendi a decir no.
Le di a cada uno el mismo lugar donde estaba yo en su vida, y fue abrir los ojos para ver que nunca tuve el mismo valor que ellos tenían en la mía.
Aprendi a ser prioridad y así uno a uno fui perdiendo toda la gente inservible y sin valor de mi vida.
Inténtelo verá que bien se siente sacar la mierda de su vida.
Esto aplica a malos amores, familia, vecinos y malas amistades.
Aplique el yo primero y verá cómo se vuelve el malo de su cuento.”

